Historias que Inspiran: Socorro García Madrid – Agrícola Chaparral
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Agrícola Chaparral fundada por don José María “Chema” Gallardo en los 60s, es una de las empresas con mayor tradición de exportación hortícola en Sinaloa. Todos recuerdan a Don Chema con mucho cariño, por su astucia y su amor por el trabajo. Su yerno, reconocido abogado, político y agricultor, Lic. Sergio “Pío” Esquer, es quien lidera actualmente esta importante empresa agrícola sinaloense. Y ha sido precisamente ese liderazgo lo que les ha permitido tener colaboradores con un gran cariño a la empresa exportadora.
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Tal es el caso de la Lic. Socorro García, quien es actualmente la administradora de Grupo Chaparral. Una posición importante. Pero su camino para liderar en este puesto de confianza no fue de la noche a la mañana. Nos tenemos que remontar a 1978 cuando siendo una jovencita entra como auxiliar contable a trabajar con don Chema y su equipo. Cabe destacar su experiencia previa en otra empresa sinaloense, Grupo Ley, que comenta le dio buenas tablas para su nueva posición. Poco a poco, que fue ganando la confianza del entonces director Oscar Esquer, hasta que eventualmente, con esfuerzo, entereza, honestidad y lealtad llegó a la cima de la administración de Chaparral.
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Son tantos años que llevo levantándome temprano que ya no necesito despertador. Le tengo un gran amor a mi esposo, y todos los días, no hay algo que desee más que ver a mis nietos, pero no les puedo negar que mi trabajo en Agrícola Chaparral es lo que me motiva a levantarme cada mañana. Hoy me he despertado un poco antes de las 6 am. ¡Gracias Dios mío por otro día más de vida! El clima este 6 de enero es agradable, de esos fríos que te ayudan a despertar los sentidos, sin congelarte los huesos. Así, me pongo una chamarra ligera y me voy a caminar aproximadamente media hora, me relajo y trato de distraer mis pensamientos con el sol del amanecer, los árboles y el cantar de los pájaros. No es momento todavía de pensar el trabajo.
Después recorrer algunas cuadras, regreso y preparo desayuno para mi esposo y para mí, no he perdido el toque para hacer unos ricos huevos rancheros.
No les voy a negar que estoy tranquila, los precios han sido buenos estas últimas semanas. Con esa satisfacción tomo mi automóvil para irme al trabajo. En el trayecto me da uno de esos momentos de nostalgia. Empiezo a recordar como un par de décadas atrás vivíamos, por estas fechas, una experiencia totalmente diferente. En aquel entonces era año de “El Niño” y nos llovía a cántaros. Todavía recuerdo cómo al final de temporada estuvimos a punto de cerrar el negocio.
¡Cómo nos llovió en el campo! Qué cosas de la vida, ¿qué hubiera sido de mí si esto no hubiera continuado? ¡Si Chaparral es mi vida!
Doy una breve oración al cielo por el señor José María Gallardo, fundador del negocio y quien, en aquellos años sacó la casta y a la empresa adelante.
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Llego a El Diez, pegado a las oficinas corporativas Chaparral, mi empresa. Le tengo tanto cariño que la considero mía. Doy un respiro profundo y miro con admiración lo bonito de nuestras oficinas. Tenemos siete años en estas instalaciones.
Anteriormente, despachábamos desde una casa de campo que poco a poco habíamos adaptado con oficinas y espacios. Hoy es todo un corporativo.
Y aunque somos muchos más y más institucionales que antes, la agrícola no ha perdido su sentido humano. Por eso estimo tanto al Lic. Sergio Esquer, nuestro actual director general, por su cariño para con todos nosotros.
Somos afortunados que nos deje trabajar con libertad y esté siempre dispuesto a proporcionar las herramientas para dar resultados.
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Llego, reviso mis correos, veo uno que otro pendiente. Después de asegurarme que no falten insumos, que todo esté surtido, me arranco a una de las actividades que más me gustan del día. ¡Recorrer algunos de los campos donde viven nuestros colaboradores del sur de México! Asegurarme que todo esté funcionando como se debe, las guarderías, los salones de clases, las viviendas, los consultorios y las plantas potabilizadoras. Son más de 4,000 colaboradores agrícolas a quienes debemos aprecio por su trabajo con la empresa. De vez en cuando recibo alguna sorpresa por parte de ellos, alguna artesanía o un abrazo de los niños antes de ir al kinder. -Todo está en orden esta mañana-.
Son las 9:45 y la agenda me dice que tengo junta de producción. En esta ocasión será aquí en Culiacán, en Villa Juárez. La semana pasada me había tocado en la Cruz de Elota, a una hora de hora al sur de aquí.
En la junta están presentes los gerentes de producción del campo, el entomólogo, encargado de nutrición y técnicos, trabajo social, y algunos de los mayordomos. Por varios años fui la única mujer que participaba por parte de administración, hoy en día afortunadamente no soy la única. El clima ha estado húmedo los últimos días, con lloviznas, y se necesitan hacer algunas aplicaciones adicionales para la bacteria. Es importante estar enterada para ver qué insumos se van a pedir, que haya disponibilidad y buen precio. Hay que cuidar todo para hacer cada día, más con menos.
Regreso a la oficina, ha sido una mañana activa. Decido visitar al contralor y no precisamente para pedirle números. Me gusta platicar con él, es divertido, siempre me recibe con un abrazo. “Los mexicanos nos abrazamos de corazón a corazón” me comenta siempre. Le encanta motivarnos. Siempre nos anima. No crean que nos quitamos mucho tiempo, unos 10-15 minutos para despabilarnos.
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Entre charla y charla revisamos los indicadores operativos, estratégicos y las acciones correctivas.
Son casi las 12:00 y es hora de hacer algo que me encanta: el coaching. Hace unos años tomamos unos cursos con Sael Barraza y ahora hacemos coaching. Yo tengo varios compañeros a mi cargo, y buscamos tener un espacio con cada uno de ellos. Conocer sus retos laborales y personales, si los deciden compartir. Vemos sus indicadores del puesto, pero también veo cómo podemos apoyarlos, desde una necesidad económica hasta apoyo personal y profesional, donde también les ofrecemos pagar una parte de la matrícula. Y son precisamente estos pequeños detalles los que hacen que esta empresa sea tan querida por sus colaboradores.
¿Qué les puedo decir yo? Me encanta contar cuando cumplí 25 años en la empresa. Ese día mi jefe, Lic., Sergio R. Esquer P., me dijo que hiciera un pago a conocida joyería y así lo hice. ¡Lo que no sabía es que era un regalo para mí! ¡Un bonito reloj! Me lo dieron esa noche en una cena que me organizaron e invitaron a mi familia, mi equipo de trabajo y hasta mis comadres en una fiesta sorpresa. De igual manera me celebraron mis 40 años de trayectoria. Espero con ansias mis 50 años con Chaparral. Es la 1:30 de la tarde. Hora de comer. Comemos delicioso en el comedor de la empresa, que hasta ahorita no tiene
costo alguno, nos quedamos un rato y siempre hay alguien con quien platicar e intercambiar ideas.
Ya de vuelta en la oficina me toca revisión de facturas. Un poco aburrido y tedioso, pero necesario. Ya estamos trabajando en un software que nos ayudará a hacerlo más ágil. Luego hacemos algunos pagos y checamos los tipos de cambio.
Aprovecho para enviar un whatsapp al Lic., Sergio R. Esquer, informando de algunos detalles de los pagos. Como siempre, me contesta de manera inmediata y atiende mi solicitud.
Son las 3.30 de la tarde. Me avisan que llegó un requerimiento laboral, sucede de vez en cuando. Afortunadamente, tenemos todo en orden y hemos salido avante. Retos los que tuve cuando hace un par de décadas tuvimos emplazamiento a huelga por parte del Sindicato de los Trabajadores del Campo o cuando tuvimos una huelga de traileros. Ambos fueron retos que me tocó enfrentar y resolver. Aunque no lo crean, el enfoque “ganar-ganar” me ayudó mucho en estas negociaciones. Sin embargo, les confieso algo, cuando toca despedir a alguien justificadamente, le pido a otra persona que lo haga por mí. El saber que alguien estará sin sustento temporalmente me duele. Al final, a veces las personas no toman en cuenta a su familia cuando cometen errores graves.
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Son las 4:30 de la tarde y una junta más. Esta es de costos, presupuestos y finanzas. Revisamos que se tenga al personal adecuado en campo y empaque. Estar pendiente de las ventas por Nogales y McAllen. Es una junta importante.
Son las 6:30 de la tarde y es hora de finalizar el día con broche de oro. Manejo a casa, pensando en una de las mejores decisiones que tomé hace 45 años, la de venirme a trabajar a Chaparral. Trabajo muy a gusto. Es más, hasta me pagan por hacerlo.
Es hora de pasar por mi esposo. Vamos de volada a visitar a nuestros nietos. Hoy los llevaremos a cenar, a veces lo hacemos en casa y otras fuera. Hacemos esto 2 o 3 veces por semana. Siempre es un shot de vida, verlos crecer, sanos y cariñosos con los abuelos. Agradezco a mi esposo Miguel Angel, a mis hijos Diana y Miguel, a Dios, y veo lo importante de
tener la tranquilidad de un trabajo que nos ayudó a salir adelante, para darles una buena educación y verlos crecer personal y profesionalmente.
Y justo antes de ir a dormir y agradecer por un día más de vida, sigo imaginando y planeando mi legado para Chaparral: una fundación para apoyar a los jornaleros tanto en el campo, como sus lugares de origen. Sé muy bien, que en sus lugares de origen tienen demasiadas necesidades y queremos aportarles también allá. Es cuestión de tiempo. Y será la forma de retribuir lo que tanto ha hecho Don Jose María Gallardo y su familia, el Lic. Sergio R. Esquer P., mis compañeros y Chaparral por mí.
¡Por todo lo anterior y lo que falta, muchas gracias!
Socorro Garcia Madrid
(Sra. Nena)
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