La importancia de la calidad del agua en las instalaciones alimentarias
En una era definida por la creciente urgencia de las preocupaciones ambientales, un recurso representa un profundo desafío global: el agua. Como uno de los recursos naturales más preciados y escasos del planeta, el agua es una de las principales preocupaciones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG). Mientras varias industrias en todo el mundo enfrentan los desafíos de la escasez de recursos y la degradación ambiental, los sectores de procesamiento de alimentos y bebidas requieren un consumo sustancial de agua para sus operaciones diarias.
LOS COSTOS OCULTOS DEL CONSUMO DE AGUA
Ya sea que se utilice como ingrediente, componente esencial de la preparación y producción de alimentos o como herramienta para mantener la higiene en el lugar de trabajo, la cantidad de agua consumida por las operaciones de un procesador puede acumularse rápidamente. Según Food Northwest, el procesamiento de aves de corral puede utilizar entre 3,5 y 7,0 galones de agua por cada ave de cuatro libras. Para tareas como lavado y limpieza de cadáveres, el procesamiento de carne de res puede requerir un rango de 350 a 550 galones por animal. Mientras tanto, dependiendo de sus respectivas eficiencias, las cervecerías pueden usar entre siete y 10 galones de agua para elaborar un solo galón de cerveza, y las plantas de refrescos fríos generalmente requieren entre 1,3 y tres galones de agua por galón de refresco envasado.
Las complejidades del nexo agua-energía agravan aún más el costo del agua. Cuando es necesario calentar el agua (para actividades como cocinar, pasteurizar o limpiar), se gasta energía para elevar su temperatura. Esta correlación es válida para diversos procesos en la industria de alimentos y bebidas, como calentamiento, enfriamiento, bombeo, mezcla y más. En esencia, cuanto mayor sea el volumen de agua involucrado, mayor será el consumo simultáneo de energía.
En medio de esta compleja dinámica, las consecuencias del consumo sustancial de agua se extienden no sólo a los procesadores de alimentos y bebidas, sino también al medio ambiente. A medida que las preocupaciones ESG pasan a primer plano en muchas agendas corporativas, los procesadores de alimentos y bebidas se encuentran bajo crecientes presiones para alinear sus operaciones con prácticas sostenibles para gestionar el agua de manera responsable.
PROTEGER LA EFICIENCIA OPERATIVA, LA INOCUIDAD ALIMENTARIA Y LA HIGIENE
A medida que la industria busca formas de reducir el consumo de agua, la calidad del agua utilizada en el procesamiento de alimentos y bebidas también tiene un impacto significativo en el éxito a largo plazo de una instalación. Desde la perspectiva de la eficiencia operativa, la calidad del agua prístina garantiza que los equipos permanezcan libres de incrustaciones excesivas, lo que no sólo ayuda a prolongar la vida útil de la maquinaria, sino que también reduce la necesidad de un mantenimiento frecuente. A su vez, esto puede mejorar la eficiencia del proceso y minimizar el tiempo de inactividad.
Además, el agua utilizada para procesos como calefacción y refrigeración es más eficaz cuando está libre de impurezas o cuando esas impurezas se gestionan adecuadamente. El agua limpia se calienta y enfría más rápidamente y requiere menos energía para alcanzar la temperatura deseada, lo que genera ahorros de energía y un procesamiento más ágil. Según la Oficina de Normas, los sistemas de calderas de vapor con una formación de incrustaciones de solo 1/16” pueden provocar pérdidas de eficiencia del 11%, mientras que los sistemas de enfriamiento con una película biológica tan gruesa como un trozo de cinta adhesiva son cuatro veces más aislantes que las incrustaciones minerales y pueden reducir la eficiencia de transferencia de calor entre un 7% y un 10%.
Aún más crítica que la eficiencia operativa es la importancia de la calidad del agua para mantener los estrictos estándares de inocuidad alimentaria. Debido a que el agua sirve como un componente esencial para la limpieza y desinfección, es fundamental mantenerla libre de microorganismos dañinos. El agua contaminada puede introducir patógenos en el ambiente de procesamiento, lo que lleva a productos comprometidos y al potencial de un brote de enfermedades transmitidas por los alimentos, un escenario grave que ningún procesador puede darse el lujo de pasar por alto. Además, un entorno de procesamiento limpio, respaldado por agua de alta calidad, contribuye a un lugar de trabajo más seguro para los empleados.
MEJORAR Y COMPRENDER SU SISTEMA ACTUAL
A pesar de la inevitable necesidad de muchos procesos que requieren un uso intensivo de agua en el sector de alimentos y bebidas, existen varios métodos para ayudar a los procesadores a optimizar su uso de agua y, en última instancia, consumir menos con el tiempo.
Un enfoque consiste en elevar la eficiencia de los procesos de tratamiento de aguas residuales. Dado que el tratamiento de aguas residuales ya es necesario, simplemente mejorar su proceso actual para su reutilización en procesos no potables puede ser una gran ventaja. El tratamiento eficaz de aguas residuales cargadas de materia orgánica a menudo implica métodos de filtración, sedimentación, coagulación y tratamiento químico para desinfectar y purificar el agua. La utilización de agua recuperada proporciona un suministro de agua alternativo, mejora la eficiencia operativa, ayuda a reducir costos y fortalece la rentabilidad.
El crecimiento del seguimiento y análisis de datos presenta otro método mediante el cual los procesadores de alimentos pueden aspirar a optimizar su uso de agua y reducir progresivamente el consumo con el tiempo. Al aprovechar el seguimiento de datos, los procesadores de alimentos pueden obtener una comprensión integral de sus patrones actuales de consumo de agua e identificar áreas de mejora. Monitorear estos conocimientos en tiempo real no sólo ayuda a los procesadores a identificar desviaciones de los niveles de consumo esperados, sino que también brinda la oportunidad de predecir y anticipar tendencias futuras. Al adoptar la toma de decisiones basada en datos, los procesadores pueden realizar un seguimiento de su progreso a lo largo del tiempo, examinar el costo del consumo de agua y energía en tiempo real y desarrollar estrategias personalizadas de gestión del agua que se ajusten a sus necesidades específicas.
UN CAMINO HACIA UN FUTURO MÁS SOSTENIBLE
Mientras la industria procesadora mira hacia un futuro más verde, la gestión del uso y la calidad del agua es un método estratégico para una transformación más sostenible. Al igual que cualquier cambio sistémico, el camino hacia un uso optimizado del agua debe comenzar con una comprensión más profunda de los procesos actuales. Proporcionar una “ventaja de valor” tangible como proveedor es un componente crítico necesario para que tanto el cliente como el proveedor tengan éxito. Al integrar tecnologías avanzadas de tratamiento de agua y medir continuamente el crecimiento y el desarrollo en lo que respecta al uso del agua, los procesadores pueden minimizar el desperdicio, aprovechar el potencial de su agua para múltiples ciclos de uso y optimizar los procesos para ahorrar tiempo y energía, todo mientras cuantifican el valor de estas mejoras.
En última instancia, el uso del agua para la industria procesadora de alimentos y bebidas va más allá del mero consumo; también todo se reduce a una gestión responsable y a maximizar el valor de cada gota.