Es muy importante que tengamos la certeza que los equipos que utilizamos para medir (por ejemplo, cantidad de sustancias químicas, la temperatura del cuarto frío o la concentración del desinfectante en la tina de lavado), realmente lo hagan de la forma correcta, debido a que esto puede traernos problemas de inocuidad, calidad y hasta económicos.

Inicialmente cuando los equipos son nuevos, los fabricantes están obligados a comercializarlos correctamente calibrados, sin embargo, debido al constante uso, estos van perdiendo esa exactitud con la que miden, debido al desgaste natural de estos.

Es por esto que existen estrategias como la calibración, la verificación y el ajuste que nos ayudan a regresar a los equipos a sus condiciones iniciales.

Los términos antes mencionados son similares y en ocasiones los usamos como equivalentes, pero trataremos de simplificarlos:

Calibración es comparar los valores de un instrumento con un patrón de medida para determinar su incertidumbre. Esto es lo que normalmente realizan los laboratorios de calibración.

¿Pero, qué es un patrón de medida? Bien, un patrón de medida es un instrumento que a su vez ya ha sido calibrado con otro instrumento y así sucesivamente en una serie ininterrumpida de pasos hasta llegar a la medida estándar internacional. Esto es a lo que llamamos trazabilidad metrológica.

Ahora, ¿qué es la incertidumbre? En palabras simples es el cálculo de esos errores que pueden ocurrir durante las mediciones, debidas al medio ambiente, a la persona que realiza la medición o hasta al mismo instrumento.

Verificación es también la comparación de los valores de dos intrumentos, uno de estos calibrado; la diferencia es que no es necesario que se determine el valor de la incertidubre. Esto se puede hacer al interior de las empresas.

Por último el ajuste. Esto es la reparación que se le hace al instrumento para regresarlo a sus características originales de operación. Algunos equipos como los potenciómetros tienen esa función internamente, otros como las balanzas se realizan manualmente o por un técnico especializado y en instrumentos como las probetas, no es posible realizarlo.

Durante las auditorías constantes por parte de Eleven Rivers Growers, este es un criterio que se evalúa en equipos e instrumentos usados para cualquier etapa de la producción desde el campo hasta el empaque y que pueda afectar de alguna manera la inocuidad de los alimentos.