Columna mensual: Tomate – Oro Rojo
“De que es rojo es rojo, pero de que es oro, ¡Ya veremos!”
Por: Georgius Gotsis Fontes, Director de Veggies From Mexico
El Oro Rojo de Sinaloa es el título que da el Dr. Eduardo Frías Sarmiento a su libro sobre la historia de este cultivo en el estado. El Dr. Frías hace una muy objetiva reseña histórica, que lejos de buscar conveniencias o adulaciones (como ocurre con otros autores), busca plasmar con documentos históricos y concretos la realidad de lo que fue el desarrollo de este importante cultivo en el estado. Cabe mencionar que su análisis se centra entre los años de 1920 a 1956.
En su libro podemos encontrar seis secciones que incluyen: las condiciones naturales e históricas para el desarrollo de la industria; las vías de comunicación y el transporte; los primeros empresarios agrícolas; el financiamiento; la producción del tomate (volúmenes, exportaciones, políticas); y los valores de la producción.
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Uno de los muchos puntos del libro interesantes a mencionar es a los visionarios hombres que dieron vida a la industria. Originalmente, según nos comenta el Dr. Frías, fueron algunos norteamericanos radicados en Sinaloa los que primeramente sembraron tomate. En 1907 para autoconsumo, pero viendo el potencial del mercado en Norteamérica iniciaron su exportación.
Así, con el tiempo, surgieron más productores locales que financiados por empresas norteamericanas como MATCO, lograban producir y exportar (¿Quiénes creen que se llevaban las mayores ganancias los productores o los vendedores? ¿Hemos innovado desde entonces?) Frías también menciona otro factor que, de 1932 a 1956, fue fundamental para el desarrollo de la industria: el financiamiento de bancos como el Banco de Sinaloa. Incluso, CAADES fue también una importante fuente de financiamiento. La llegada del banco de Sinaloa vino a proveer mejores créditos que los que ya existían en el estado permitiendo a los horticultores invertir más en sus cultivos.
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Una de las partes de libro que más sorprendió y que pocos conocían, fue el importante papel que hizo el desarrollo de la irrigación en el estado para que la industria del tomate explotara. Frías nos menciona como la tierra Sinaloense es fértil, pero no tan fértil como en otros estados de la república que bien hubieran podido tomar el papel de productores potenciales. Estos potenciales estados al contar con tierra ideal regaban de temporal.
Sinaloa, luchando (¡cuando no!) ante la adversidad tuvo que mejorar sus sistemas de irrigación. La inversión para ello provino de los hacendados de la época, del gobierno estatal y federal. Así, vemos de nuevo como una adversidad siempre ayuda a mejorar y llegar a la cima.
El Dr. Frías, también menciona el importante papel que tuvo el desarrollo de las vías de comunicación, en específico la vía del tren. Anteriormente a su aparición el producto se iba vía Altata. Sin embargo, por lo tardado de la trayectoria el tomate no llegaba en las mejores condiciones. El tren, con sus furgones refrigerados (con hielo) permitió mandar más producto en mejores condiciones. En el primer renglón de esta columna comentó que la parte del “oro” está por verse. Esto dado que las últimas temporadas han sido difíciles para este cultivo. Sin embargo, sería egoísta no reconocer que mucho de lo que Sinaloa, sus productores, los vendedores de insumos y la sociedad en general, tienen actualmente es gracias al oro rojo, el tomate, que en muchas ocasiones ha dado grandes satisfacciones.